ESCRITORES FANTASMA
Hace unos días un compañero me pidió que investigara en la red sobre Joseph M. Carr, supuesto autor de la novela titulada El guardián de los libros secretos. Tras un buen rato, confirmé las sospechas de mi amigo: Carr no existía. El caso resulta aún más extraño siempre que la editorial que publica el libro en España (Styria) alardea de que éste ha sido un éxito de ventas en el Reino Unido, llegando hasta los 50.000 ejemplares vendidos.
Ayer mismo, Jesús Ruiz Mantilla publicaba en El País un reportaje titulado La era de los escritores fantasma en el que se refería al creciente número de casos en los que la autoría del libro queda en el anonimato. Sea cual fuere la causa (Ruiz Mantilla habla de una crisis de la literatura de autor), esta tendencia no es más, en la mayoría de las ocasiones, que una maniobra de los editores en busca del tan anhelado bestseller. Sin embargo, creo que la legitimidad de esta práctica no siempre es evidente y casos como el de Styria y Carr son denunciables, pues engañan al lector y, a mi juicio, caen en la publicidad engañosa al convertir en reclamo una repercusión del libro que nunca tuvo.
Comentarios
Sé que no es el mismo caso, pero por ejemplo, Unamuno asegura en San Manuel Bueno Martir que él no escribe el relato, sino que se lo encuentra en el bosque...
En el fondo, son similares métodos de captación de lectores y sinceramente, para mí, no es engañar a nadie, puesto que a nadie obligan a comprar el libro.
Mas similar es el caso de uno de los más grandes dramaturgos de la historia, dramaturgo que nunca existio. O es que acaso tu no sabías, querido Eleazar, que William Shakespeare es la personalidad oculta de un importante personaje inglés que no podía dar a conocer su identidad?? Te doy un nombre para que investigues: Francis Bacon
Pero de eso, ya te hablaré en otra ocasión
Siempre pinchando
Carlos de Bergerac
http://lafactoriadelpato.blogspot.com/
Sólo para que la gente pueda leer sobre un tema tan interesante
Una vez más te equivocas de pleno. No se trata de comentar un recurso literario o estilístico (caso de Cervantes o Unamuno) ni de presentar dudosas teorías como la de Shakespeare y Bacon -conocida, por cierto, pero no compartida por no estar demostrada.
Se trata más bien (lee de nuevo la entrada!) de comentar un hecho nuevo; y este es la estrategia de inventarse una personalidad, de presentar la obra como ya existente en otro mercado. No es que se use esto para dar más realismo a la historia. Es que es como si te inventas al mismo Carvantes y dices que el Quijote ya había vendido 50.000 ejemplares en Inglaterra antes de ser publicado en España. Lo entiendes ahora?
Un saludo!