LA LECTURA
Por Antonio Prete
Cubre el mantel la mesa de cocina
de losanges celestes y rosados,
la lámpara a petróleo balancea
al viento que con música de grillos
entra por la ventana,
“ven a dormir”, y la voz de mi madre
es, desde el otro cuarto, el hilo
que baja de la luna,
sombra en la pared blanca encalada,
estoy leyendo a Lorca o a Jiménez,
en la bóveda a estrella está la lagartija
a punto de saltar sobre un insecto,
corre el Guadalquivir más allá
de las viñas en filas,
de los olivos que rodean el campo,
van hacia el río saltando las muchachas,
como cervatillos por sobre la maleza
“de qué me olvido, madre,
qué me olvido”, entre los eucaliptos
el viento juega al ebrio, se abre allá la llanura
/ de Córdoba,
lejana y sola, el viento abraza la casa roja,
abraza los pensamientos, los estrecha
en un tiempo que tiene un respirar de plantas,
los encierra en la estancia blanca
de cal, donde se duermen,
mientras los años corren y corren en el mundo.
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