"YO SÓLO SOY UN PUTO INTELECTUAL EUROPEO"

Lo he pasado estupendamente leyendo los comentarios escritos por una serie de jóvenes autores sobre ellos mismos. No se ponen de acuerdo sobre si son un grupo o no lo son; sobre los que están, dejan de estar, quieren estar y no están, o están y no quieren; sobre la pertinencia de una etiqueta que los diferencie de los más comerciales, etc.

La polémica surge a raíz de un artículo publicado en El Cultural de El Mundo en el que se engloba a algunos de ellos bajo la denominación Generación Nocilla (parece que les gusta más la expresión Generación AfterPop, feliz ocurrencia de Eloy Fernández Porta), en referencia al libro de Agustín Fernández Mallo Nocilla Dream. Un libro que nadie se atreve a definir, quizá por miedo a no encontrar nada definible, válido o susceptible de definición. La obra está compuesta de múltiples relatos que apenas guardan relación entre ellos. Se pretende –se ha pretendido- tenerla como un inicio o un exponente al menos de una nueva corriente basada en la fragmentación, en el retazo, en lo casual… Un tipo de literatura (perdón por la cursiva, pero uno ya se pierde ante la cantidad cosas que caben dentro de este saco) que, en palabras del propio Mallo,

“es, en efecto, una perversión del pop, una derivación metastásica y a lo mejor hasta hipertrofiada, o si se me permite hasta una perversión freak, pero muy muy freak. Me parece que en cierto modo todos los que hoy escribimos estamos ahí, ya que evidentemente nos empapamos de la “baja cultura pop” que nos rodea y la sublimamos o la utilizamos para hacer un producto de una supuesta “alta cultura pop” (si es que admitimos que a escribir libros hoy con referencias que el gran público no conoce se le podría llamar “alta cultura”)

Realmente interesante (nótese la fatal e incurable necesidad de usar términos transgresores, nunca falla). Estos mismos “inadaptados” (el término se lo confieren a sí mismos) se congratulan en sostener que “El pop ha muerto: lo que queda ahora es una reconstrucción de la alta cultura realizada a costa de sus ruinas". Así que, su empeño es la reconstrucción a base de ruinas culturales. Unas ruinas que más bien serán pedruscos, a juzgar por los primeros resultados. De todas formas no deja de ser divertido ver cómo se desneuronan intentando ser rompedores (o constructores, no se ofendan). Lean estas palabras del propio Mallo sobre su poesía:

“Para mi obra yo ya inventé un nombre, Poesía Postpoética, y de momento creo que sigo ahí. A lo mejor esa poesía postpoética es un subconjunto de lo afterpop, o a lo mejor viceversa, o a lo mejor nada tienen que ver, o a lo mejor son la misma cosa, no lo sé. En cualquier caso, creo que el término AfterPop habría que tomárselo en serio y darle un par de vueltas al asunto”

Es genial: Poesía Postpoética. Algo así como Hombre Posthumano o Arte Postartístico o Periodismo Postperiodístico o Algo Postalgo. Pero el colmo de la superación intelectual de estos jovenzuelos viene cuando se les pregunta por su razón de ser y responden (al menos lo he leído de dos de ellos) orgullosos eso de “yo sólo soy un puto intelectual europeo”. Sí, señor. Pero menos mal que son independiente, es decir, que viven orillados mal que les pese. La verdad es que bien mirado tiene su gancho eso del puto intelectual. Suena como muy transgresor, no sé, transmite carácter, fuerza, independencia. Quizá algún día me haga… Lo que no acabo de entender es eso de europeo. ¿Por qué europeo? ¿Por qué estancarte en un nivel intermedio? Coño, yo si fuera un puto intelectual, querría serlo a nivel mundial, que ya puestos… Pues eso.

Comentarios

Madame de Pfuel ha dicho que…
Me ha encantado la entrada. La verdad es que da pena...

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