WILLIAM F. BUCKLEY JR.
Ayer, 27 de febrero de 2008, a los 82 años de edad, falleció William F. Buckley Jr. Será recordado por su incansable actividad literaria y periodística -realizada con descaro y señorío- y por su carácter optimista y emprendedor. Fue el fundador de la revista National Review, a través de cuyas páginas se logró la articulación, y hasta cierto punto unidad, del hasta entonces disperso movimiento conservador estadounidense. Escribió cientos de artículos, medio centenar de libros y llegó a ser uno de los presentadores más famosos de la historia de la televisión americana.
William F. Buckley luchó siempre contra el pensamiento único, pretendido por la cultura de izquierdas, y fue de continuo un convencido favorecedor del debate tanto intelectual como político. En todo momento se mostró de parte del sentido común, renegando de los vientos utópicos y las cortinas de humo tan frecuentes desde los sesenta. Fue un enamorado de lo concreto y un defensor de la persona como sujeto valioso en sí mismo, como miembro de la sociedad y participante de la Creación, oponiéndose enérgicamente, con estilo y gracejo, a esquemas reduccionistas y apriorismos ideológicos.
Ciertamente, hay algunos hombres, dispersos por la historia, encargados abrir nuevos surcos que eviten que el agua se estanque. Buckley fue uno de ellos y detrás de él no vino un riachuelo, sino todo un torrente. Ayer le llegó la hora del merecido descanso. Seguro que habrá de ser en paz.
William F. Buckley luchó siempre contra el pensamiento único, pretendido por la cultura de izquierdas, y fue de continuo un convencido favorecedor del debate tanto intelectual como político. En todo momento se mostró de parte del sentido común, renegando de los vientos utópicos y las cortinas de humo tan frecuentes desde los sesenta. Fue un enamorado de lo concreto y un defensor de la persona como sujeto valioso en sí mismo, como miembro de la sociedad y participante de la Creación, oponiéndose enérgicamente, con estilo y gracejo, a esquemas reduccionistas y apriorismos ideológicos.
Ciertamente, hay algunos hombres, dispersos por la historia, encargados abrir nuevos surcos que eviten que el agua se estanque. Buckley fue uno de ellos y detrás de él no vino un riachuelo, sino todo un torrente. Ayer le llegó la hora del merecido descanso. Seguro que habrá de ser en paz.
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