GENERALIZACIONES

No es cuestión de generalizar, porque normalmente terminan por entreverarse en el mismo rebaño cabras con ovejas, pero la brevedad del espacio y la avidez del receptor por manejar una tesis rápidamente, a ser posible sencilla y con trazas de evidencia, obligan a ello. Por eso, la carnaza primero, para contento de unos y destrozo del texto. Es norma de la actualidad, generación acostumbrada -¿obligada?- a lo inmediato. Literatura de acción, de giros, de situaciones inverosímiles, de personajes cada vez más fantásticos, menos comunes, menos corrientes, ya sea por sus vidas, ya por sus anhelos. Hados imprevisibles, acciones que atrapan, rápidos diálogos, brillantes o mezquinos, normalmente improbables. Bestsellers de kiosco de aeropuerto, del VIPS de turno, de opencores. Acomodaciones de la historia a la trama, estrecheces en el planteamiento, superficialidad psicológica, explotación del tópico. Ausencia de lectura reposada. Novedad, novedad, novedad. Libreros agotados de cambiar escaparates. “Disculpe ¿qué título? Sí, muy bueno. Déjeme comprobar. Lo siento, es del mes pasado, he devuelto los tres que me quedaban”. Sorpresa. “No hay espacio para lo nuevo. Ya sabe”. Lo que no entra dentro del circuito comercial, se orilla. Y lo comercial es, por norma, literatura de bajo perfil. La pescadilla que se muerde la cola. ¿Estaría El Quijote de número uno en las listas de los más vendidos? ¿Encontraría Dostoyevski su hueco en las mesas más vistosas? ¿Ganaría Tolstoi el premio Planeta? Hagan sus apuestas. Y perdón por la generalización, pero no es mi culpa: la tesis lo exigía.

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