DOSTOYEVSKI, DE NUEVO
Por caprichos del destino, pues no busqué en ningún momento la coincidencia, he leído últimamente tres libros de autoría rusa. ¡Qué distinto es el relatar eslavo del más propiamente occidental, qué diferencias en el enfoque, en el desarrollo, en el posicionamiento del propio autor, que no narra sino lo que pasa por su interior! Dos de los tres libros son de Dostoyevski. Con éstos ya son varios los títulos que de este autor he leído. Me gustan mucho, pero suelo acabar los libros cansado, un tanto exhausto. Dostoyevski no inventa situaciones imaginarias, ni mundos artificiales. No es mago de conejo y chistera. Todo lo contrario. En cierto modo, sus obras son un continuo recordar, entendido éste como “volver a pasar por el corazón” (recordar, de cor, cordis), por lo que los artificios lingüísticos no tienen lugar en sus textos. Los que podríamos confundir o los que pueden identificarse como tales no son más que la elegancia que siempre viste a
Comentarios
Vaya, que interesante apreciación.